LA MALDICIÓN DE LA ISLA COMACINA

Cuando me contaron la extraña historia de “Isola Comacina”, pensé que se trataba de una estupenda operación de marketing con toques esotéricos, esos tan de moda en estos tiempos de Crepúsculo. Luego descubrí que todo era cierto.

Para empezar se trata de una isla muy pequeña, la única del lago. 

Fue un lugar bendecido, un privilegio para sus habitantes (contaba con una fortificación, numerosos templos, decían incluso que por allí había pasado el Santo Grial antes de que se perdiera su rastro), hasta que un trágico acontecimiento dejó la isla arrasada y maldita durante siglos:

Sucedió en 1169. Federico Barbarroja ordenó al ejército de Como prender fuego a Isola Comacina y a sus iglesias en represalia por la alianza que había mantenido con Milán durante la Guerra de los Diez Años. 

Además, Barbarroja expidió un decreto prohibiendo construir allí cualquier edificación y fue entonces cuando el obispo Vidulfo lanzó sobre la isla un terrible maleficio:

"Non suoneranno più le campane, non si metterà pietra su pietra, nessuno vi farà mai più l'oste, pena la morte violenta".
 

Desde ese momento y durante ocho siglos nadie se atrevió a pisar este lugar. Se convirtió en una isla abandonada y desoladora.   

Por fin, el siglo XX dio a Isola Comacina una segunda oportunidad. La familia propietaria entonces la dejó en herencia al rey de Bélgica y éste a su vez, después de mantenerla durante poco tiempo como colonia belga, la donó al Estado italiano. Se iniciaron las excavaciones arqueológicas, empezaron a construirse refugios para artistas, etc. 

Y ahora viene lo más extraño.

En 1948, un deportista italiano, el campeón de motonáutica Sandro de Col, decidió abrir un restaurante “Locanda dell´Isola Comacina”. Sería un éxito seguro: buena comida y un paisaje encantador para turistas y enamorados que llegarían en barco. Se puso de acuerdo con otros dos socios, Carlo Sacchi, un magnate de la seda, y Lino Nessi, que conocía el negocio. 

  

Y entonces ocurrió. Dos de los empresarios murieron repentinamente antes de que el restaurante llegara a abrir al público. Sandro de Col en un accidente (http://www.yachtclubcomo.it/it/centomiglia-del-lario/la-storia.html) Carlos Sacchi asesinado por su amante (más detalles en primer post “Asesinato en el hotel Villa D´Este).

El tercer socio estuvo a punto de abandonar el proyecto. 

“…nessuno vi farà mai più l'oste, pena la morte violenta". ¡Después de ocho siglos!

Nessi debía ser un tipo testarudo y terminó inaugurando el restaurante bajo la protección de un exorcismo: “el rito del fuego”. Desde entonces, y han pasado ya más de sesenta años, “La Locanda” ha tenido el mismo menú y todos los clientes al terminar de comer han asistido al ritual.

Se trata de un exorcismo casero y gastronómico como se puede ver en la foto, pero parece que funciona porque que ya nadie más ha muerto allí. 

Al que vaya, (ahí tiene el enlace http://www.comacina.it/isola.html), buon appetito!

 

P. D. En la iglesia de San Juan de Isola Comacina hay una placa con esta inscripción: 

“Sepultados en siglos pasados

 junto a las santas reliquias

 esperan aquí la resurrección”.